A propósito de la polémica desatada por el video del Dalai Lama donde besa a un niño en la boca y luego saca la lengua y le pide que se la “chupe”, expertos en materia sobre derechos de los niños hablan sobre las consecuencias que estas acciones tienen en la salud mental de los infantes.
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Abel Saraiba, psicólogo y Coordinador adjunto de Cecodap, habla sobre los peligros que suponen para los niños este tipo de acciones.
“Sobre el video del Dalai Lama, ningún pretexto religioso puede servir como justificación para violar los derechos de niños, niñas y adolescente. La mayoría de los agresores se valen de su legitimidad o confianza en el entorno familiar para perpetrar sus abusos”, señala Saraiba.
“Incluso, si este acto se enmarca dentro de algún “ritual milenario” debe detenerse, puesto que su realización y exposición además de vulnerar a niños en concreto como en este caso, expone a otros a graves riesgos por parte de adultos que se hagan pasar por líderes religiosos entre otros pretextos”, agrega el experto.
Sobre la acción como tal, enmarcado en un acto religioso, el experto refiere que “ningún relativismo cultural o religioso justifica algún tipo de práctica que ponga en peligro o amenace los derechos de un niño. Así lo dice la Convención sobre los Derechos del Niño y así lo creo”, acota.
Un agresor sexual no necesariamente se ve como un “agresor sexual”
En relación a la figura que realiza el acto de agresión, en este caso el Dalai Lama, el psicólogo hace énfasis en que “no importa si viste una sotana, una túnica, si se pone cualquier atuendo religioso, político o cultural, nada justifica la agresión y menos la agresión sexual sobre niños, niñas, adolescentes o cualquier persona”.
Además, indica que, precisamente el límite de cualquier práctica cultural pasa por el respeto a los derechos humanos. “Vemos que una persona, que se vale de su posición de autoridad somete a un niño a una situación incómoda, desagradable, lamentable, que puede producir repercusiones importantísimas en términos de su salud mental”, apunta Saraiba.
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También habla de lo positivo que es que este tipo de situaciones se rechacen en general, pero advierte sobre la manera como se comparte esta información, en la que una y otra vez se difunde el video en redes sociales.
“Hay que tener muchísimo cuidado en la manera como compartimos esta información en la que el niño queda expuesto, sin que se censure su rostro, sin que se proteja su dignidad, lo cual puede producir aún más repercusiones a largo plazo y revictimizarlo, luego de vivir un episodio lamentable que quedó registrado”, señala Saraiba.
Finalmente, el experto, hace un recordatorio: “no todos los agresores sexuales son necesariamente personas que están ocultas en un callejón y que tienen aspecto de “agresor sexual”. La mayoría de las veces los agresores sexuales se valen de la confianza, del prestigio, de la legitimidad, para poder actuar con impunidad. Están mucho más cerca de lo que nosotros pensamos”, indica el coordinador de Cecodap.
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