Teatro Baralt de Maracaibo: construcción, reconstrucción y restauración en tres actos

Tras seis años de trabajos, el 24 de julio de 1883, se inaugura el edificio de 44 metros de largo, 21 metros de ancho y 10 de alto, con arquitectura de estilo árabe y capacidad para 400 personas

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El Teatro Baralt de Maracaibo cumple este 24 de julio 140 años de su fundación. Vale aprovechar esta fecha para recordar a este icono cultural zuliano que cuenta su historia en tres actos.

En 1811 se realizó la primera solicitud, ante la Corte de España, de un Teatro para Maracaibo. Esto, por intermedio del diputado a Cortes José Domingo Rus, pero esta gestión resultó infructuosa. 

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Sin embargo, en 1840, Miguel Antonio Baralt improvisa en el solar de su residencia un Teatro con techo de enea.

De inmediato se crea la Sociedad Unión que aboga por la construcción de un edificio apropiado para el quehacer cultural de la ciudad. 

Teatro Bralt
Diseño de El Vigilante.

Construcción del Teatro Baralt de Maracaibo

El 28 de julio de 1877, el general Rafael Parra decreta la construcción del Teatro Baralt de Maracaibo. Tres meses después se coloca la primera piedra.

Tras seis años de trabajos, el 24 de julio de 1883, se inaugura el edificio de 44 metros de largo, 21 de ancho y 10 de alto. Con arquitectura de estilo árabe, pórtico formado por cuatro columnas toscanas y una terraza con barandas de hierro. 

El cielo raso era de madera de cedro y fue pintado al óleo con una representación de a las nueve musas de la ciencia y la creación artística.

Durante el acto inaugural, 400 personas disfrutaron de la zarzuela Choza y Palacio, interpretada por niñas del Colegio La Inmaculada.

De esta manera, el Teatro Baralt funcionó durante 45 años. Pero en 1928, el presidente del Zulia, general Vicencio Pérez, ordenó su demolición para la construcción de un gran Teatro Municipal.

Teatro Bralt

Reconstrucción: el nuevo Teatro Rafael María Baralt

Se encomendó la edificación al arquitecto belga León Jerome Hoet y cuatro años más tarde, el 19 de diciembre de 1932, se inaugura el nuevo Teatro Rafael María Baralt.

Se edificó con estilo arquitectónico neoclásico y tenía una capacidad de casi mil butacas. Incluía tres niveles de balcones, una platea inclinada, un sótano y un edificio adyacente para camerinos y baños. Un escenario alto, con poca anchura de boca y mediana profundidad.

La decoración interior estuvo a cargo del pintor zuliano Antonio Angulo. La obra consistió en una especie de cielo raso o plafond de 540 metros cuadrados, que conformó la techada de teatro.

Además, elaboró varios frescos que cubrían las columnas interiores, todos pintados al estilo Art Déco. También diseño la lámpara central en forma de flor, que fue elaborada por los hermanos Soto.

En 1955, el teatro Baralt fue donado a la Universidad del Zulia (LUZ), institución que lo rentó a la empresa cinematográfica Baralt. Sin embargo, en 1973 la Universidad solicita el desalojo y el teatro se cierra por carecer de las condiciones necesarias para funcionar.

En 1981 se declara monumento nacional y en 1986 LUZ encarga la restauración del edificio al arquitecto Paolo D’Onghia. Pero en 1995 obra se adjudica al Centro Rafael Urdaneta (CRU) quién ejecutó la restauración en su totalidad.

Teatro Bralt

Restauración y paso a la nueva era

Una vez levantados los planos reales de la edificación, un equipo de profesionales limpió, fumigó y desinfectó el teatro, que durante 13 años se había convertido en un albergue de palomas y otras especies. 

Luego se elaboró el proyecto de restauración y se inició la recuperación de la obra pictórica del plafond y los frescos. Además de la lámpara central y el retrato de Rafael María Baralt, colocado sobre la boca del escenario y realizado con óleo sobre tela.

Según reseñan algunos libros, el teatro fue un gran laboratorio de restauración debido a que muchas obras no podían trasladarse a otro lugar, por su estado de deterioro. 

El plafond, dañado por la humedad y los cambios de temperatura, fue restaurado durante tres años. Lo bajaron, clasificaron las piezas y después se consolidó y fortaleció todo el reverso, pues según los arquitectos “la obra parecía una galleta”.

Una vez realizada la consolidación, Mercedes Hurtado comenzó la restauración pictórica. Macilló las áreas faltantes del plafond y luego retocó con una tonalidad distinta a la original para hacer notar el trabajo del restaurador. 

Para los frescos de las columnas, en mal estado debido al ascenso por capilaridad del agua subterránea, intervinieron otros especialistas.

Una vez finalizado este proceso, se ejecutó la consolidación del edificio. Se hicieron estudios del suelo y se determinó que el nivel de las aguas acumuladas en el subsuelo estaba a 2,60 metros.

Entonces aislaron esa falda acuática a través de un sistema de subdrenaje con canales recubiertos con tela y granzón.

El Teatro Baralt ahora

Luego de la recuperación, el Teatro Baralt cambió.

  • Al escenario tropical con romanillas se le cerró la fachada para poder colocar aire acondicionado y mejorar la acústica. 
  • El cierre lo hicieron con vidrio traslúcido para que las pinturas puedan observarse desde el exterior, tal como se hacía anteriormente.
  • La acústica se mejoró con elementos absorbentes en la parte posterior, como las butacas y las cortinas.
  • Todos los detalles se tomaron en cuenta. Se escogió un tipo de iluminación que no produce rayos ultravioleta, pues éstos deterioran la obra pictórica. 
  • La lámpara central, elaborada con bronces y cristal, volvió a tener la luz incandescente original, que en algún momento se cambió por fluorescente. 
  • Para controlar el sonido se instaló una sala apropiada en el sótano. Además de un estudio de grabación para registrar todo lo que se hace en escena.
  • La tramoya, que originalmente era de madera, se sustituyó por una metálica que tiene mayor capacidad de peso. 
  • En el foso se amplió. Se agregó una plataforma que opera mediante un sistema mecánico de tijera y que puede subir para ampliar el escenario. 
  • En la platea, de 650 metros cuadrados aproximadamente, se colocó piso de madera machihembrada color nazareno y la caminería se cubrió con alfombra. 
  • El aspecto decorativo se complementó con la restauración del telón de boca, pintado por César Bulbena. Este fue donado por el Gobierno de Barcelona, España, para la inauguración del teatro en 1932.
  • Se realizó el hojillado o revestimiento dorado de algunas partes de la construcción, con oro de 24 kilates. Este trabajo estuvo inicialmente a cargo del peruano José Cruz y de su hijo Jaime Cruz. 
  • El piso de la Sala Baja fue obra del artista plástico Francisco Hung. Se inspiró en el mosaico de entrada y en ese espacio se conserva aún la taquilla original del antiguo edificio.

La reapertura fue el 18 de julio de 1998 y su administración pasó a manos de la Fundación del Teatro (FundaBaralt).

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