Por: Francisco Rincón
Familias indígenas en condición de vulnerabilidad mejoraron sus ingresos económicos, la movilidad y el acceso a agua segura. Además, disminuyeron el estrés gracias a la energía solar en la Guajira.
Sin embargo, estas iniciativas de organizaciones de la sociedad civil y agencias internacionales enfrentan grandes limitaciones. Entre ellas las presupuestarias, con desembolsos que en 2022 no llegaron ni al 14% de los fondos requeridos.
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Hasta ahora los proyectos son a pequeña escala e intentan emerger sorteando las complejidades locales.
A causa de la emergencia humanitaria compleja en el país alertada por Organizaciones de la Sociedad Civil desde el 2015, las Naciones Unidas puso en marcha durante la primera mitad de 2019 –de manera tardía y con serias debilidades de acuerdo a 115 organizaciones– un Plan de Respuesta Humanitaria con una arquitectura de coordinación que incluyó la activación oficial de ocho Clúster temáticos, entre ellos el de Alojamiento, Energía y Enseres.
Fuentes alternativas de energía en comunidades remotas
Como parte de las respuestas a las necesidades prioritarias identificadas por este grupo de organizaciones humanitarias (Clúster), destacan las fuentes alternativas de energía en comunidades remotas.
Según datos oficiales del Clúster, en Venezuela se instalaron más de mil seiscientas luminarias solares entre enero de 2021 y abril del 2023. Estas luminarias se colocaron en lugares públicos, incluyendo el entorno de instituciones beneficiadas, calles, centros comunitarios y viviendas. Además, se instalaron más de 130 sistemas fotovoltaicos, se entregaron 26.803 lámparas solares a personas vulnerables y se capacitó sobre energías alternativas en comunidades.
Sobrevivir en medio de la emergencia
Alejandro López-González es ingeniero eléctrico venezolano y doctor en Sostenibilidad por la Universidad Politécnica de Catalunya. Él explica que la electrificación rural sostenible en las comunidades de la Guajira incentiva el incremento en la productividad, aumenta los niveles de educación, alfabetización e igualdad de género dentro de las familias wayuu.
De acuerdo con el mapa solar y eólico del Atlas Global de Energía Renovable (IRENA), Venezuela tiene un gran potencial para la generación de energías limpias, entre ellas la solar. Pero estas oportunidades no son tangibles para los habitantes en su vida cotidiana.
La nación está sumergida en una crisis eléctrica desde el 2009. En 2022 el Comité Afectados por los Apagones registró en el estado Zulia más de 37 mil fallas, convirtiéndose en el más afectado del país.
Venezuela carece de un marco legal para la transición energética y se ubica en el lugar 111 de 115 países del Índice de Transición Energética, publicado por el World Economic Forum, en 2021.
El programa estatal Sembrando Luz, que inició con la instalación de microrredes de sistemas híbridos eólicos-solares para las comunidades rurales alejadas, algunas de ellas wayuu de la Guajira, terminó completamente abandonado en 2014 por múltiples factores. La investigación realizada por ingenieros de la Universidad del Zulia, publicada en 2017, resalta que uno de los motivos fue la caída de los precios del petróleo.
López-González, co-autor de la investigación, asegura que a partir de las estimaciones que realizaron, actualmente más de 500 mil personas en Venezuela han perdido acceso continuo a la electricidad.
La corrupción apaga las energías alternativas
En Venezuela hay dos proyectos solares a base de paneles comprados a China que fueron abandonados sin producir electricidad. Desde 2013 una fábrica de paneles solares y pequeños aerogeneradores casi inoperativa y dos parques eólicos, uno de ellos en la Guajira que está abandonado y desvalijado.
A ello se suma que cinco obras del sector eléctrico vinculadas con energías renovables (hidroeléctricas y eólicas), a las que se le asignaron más de 10 mil 500 millones de dólares entre los años 2007 y 2018, terminaron paralizadas, inconclusas o inoperativas, de acuerdo con la base de datos de Transparencia Venezuela.
Este es un resumen de un reportaje publicado en el marco del programa de Mentorías en Periodismo Climático de Climate Tracker. Haciendo click aquí puedes leerlo completo.
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