“Cuando llueve esto se vuelve un desastre”: viviendas en el barrio Rafael Urdaneta de Maracaibo permanecen inundadas de aguas negras por obstrucción de cloacas

Los residentes de la calle 65A de dicho sector llevan más de tres años aguantando la pudrición de aguas negras dentro de sus hogares

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Un olor pestilente y plagas de insectos por doquier no es lo único que afecta a los vecinos del barrio Rafael Urdaneta de Maracaibo. La comunidad debe aguantar una obstrucción de cloacas que provoca el desborde de aguas negras dentro de sus viviendas.

El problema lleva tres años siendo el dolor de cabeza de los residentes de la calle 65A de dicho sector, quienes minimizan su calidad de vida al no poder utilizar ni siquiera los baños y arriesgarse a contraer enfermedades infecciosas por el agua contaminada.

Mega huecos, inundaciones de aguas negras y olores pestilentes son los estragos que dejó la obstrucción de cloacas en la calle 65A. Foto: Darianna Moreno.
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Como alternativa, las familias decidieron deshabilitar sus salas sanitarias y duchas para evitar un desborde de aguas negras, ya que ese posible escenario es lo que más les preocupa cada vez que llueve.

Afectados viven sin calidad de vida

“Cuando llueve esto se vuelve un desastre”. Así empieza a contar Jazmín Villalobos su odisea diaria a El Vigilante y lo vulnerable que se ve ella y su familia durante las fuertes precipitaciones.

Durante una visita del equipo reporteril a la comunidad, la señora de 60 años acababa de llegar de la clínica con su nieto de siete meses de nacido, ya que estaba presentando diarrea, aparentemente, por la contaminación que los rodea.

Asimismo, como una especie de pantano se observó en el patio trasero de la casa de Jazmín, ya que las aguas negras se empozaron en su terreno y “no hay manera que drenen”.

“Hemos pedido ayuda a diferentes entes gubernamentales y nada que nos resuelven. Ya las cloacas las tenemos dentro. Mi casa está inundada en el patio, ya tenemos gusanos, moscas y es un peligro para los niños de la comunidad”, exclamó Villalobos.

Asimismo, indicó que a principios de año arreglaron la obstrucción de cloacas de esa calle, pero “solo bastaron tres días para que se volviera a tapar”.

Los malos olores ya no se aguantan

Un garaje con olor putrefacto se avista apenas se entra a la casa de José Molero, quien lleva meses con aguas negras obstruidas en el sitio.

Molero contó a esta casa editorial que los baños de su vivienda pueden utilizarlos, pero el agua no baja; es por ello que, cada vez que se le da “bomba” al sanitario se desborda y las cloacas terminan en su garaje.

“Todo esto sube con el agua de las lluvias, se colapsa, a veces se me mete el agua dentro de la casa y es horrible”, mencionó.

Otro de los problemas que lo afligen es el incremento de casos de dengue y zancudos que reportan en las viviendas desde que se desbordaron las cloacas.

Ante esta problemática, Norka de Galbán, quien vive junto a su esposo e hija, prefiere visitar a un familiar y permanecer allá unos días para, al menos, poder usar el baño y no respirar el hedor que emanan las aguas negras.

“Nos duchamos afuera en una bañera y para ir al baño me voy a la casa de mi hermano, estoy dos o tres días allá y así es que podemos solucionar”, expresó.

Alcalde de Maracaibo le responde al barrio Rafael Urdaneta

A pesar de que los problemas con aguas servidas “le corresponden a Hidrolago”, el alcalde de Maracaibo, Rafael Ramírez Colina, informó que mantiene conversaciones con la Hidrológica para ayudar a la comunidad.

“Es una realidad de fondos. Hay que hacer sumas cuantiosas que no le corresponden al municipio porque la competencia es de Hidrolago, tanto para aguas blancas como negras”, explicó la autoridad municipal durante su balance de gestión semanal de este lunes 30 de octubre.

Además, afirmó que enviará a sus cuadrillas al barrio Rafael Urdaneta, pero les aconseja “hacer el reclamo debidamente a Hidrolago”.

Rafael Ramírez Colina, alcalde de Maracaibo. Foto: Jesús Paz.

Mientras El Vigilante hacia un recorrido por la calle afectada, un equipo de la hidrológica trabajaba al final de la carretera, lo que dejó un granito de esperanza en los vecinos al suponer que estarían arreglando los colectores.

“Nosotros nos encontramos acá para sustituir un tramo de aproximadamente 100 metros de tuberías”, informó uno de los ingenieros que estaba en la obra, pero la incógnita sobre cuándo arreglarán el bote de aguas negras sigue viva.

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