Crónica de un desastre: zulianos recuerdan las angustiantes horas vividas durante el Apagón Nacional de 2019

En el quinto aniversario de este evento, los zulianos recuerdan los días de angustia, terror y oscuridad que caracterizaron sus experiencias durante el corte eléctrico

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Este 7 de marzo de 2019 se cumplen cinco años de aquel fatídico día en el cual se produjo el Apagón Nacional más grande de Venezuela. El recuerdo continúa sembrado en la memoria de los marabinos, quienes desean olvidar ese acontecimiento agobiante y desesperante de sus vidas.

En el quinto aniversario de este evento, los zulianos, la población más castigada por la crisis eléctrica del país, recuerdan los días de angustia, terror y oscuridad que caracterizaron sus experiencias durante el corte eléctrico que duró casi una semana.

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Zulianos relatan el Apagón Nacional de 2019

Para Javier Montes, un joven estudiante de medicina en la Universidad del Zulia (LUZ), su día comenzó con entusiasmo ya que ese jueves 7 de marzo se celebraría el VIII Congreso Científico de la Facultad de Medicina “Dr. Rafael Martínez Leal” en el Palacio de Eventos de Maracaibo, al cual deseaba asistir con mucho interés.

Su viaje emprendió desde La Concepción, donde residía junto a sus padres y hermana, para luego llegar a la capital zuliana y asistir al evento que inició a las 8.00 de la mañana.

Todo transcurría de maravilla; sin embargo, al caer la tarde se percataron de una falla eléctrica en el Palacio de Eventos, lo que no despertó mayor inquietud ya que la mayoría creyó que se trataba de “un racionamiento más” y procedieron a encender las plantas eléctricas.

“Salí del Palacio de Eventos sin saber que ya había iniciado el Apagón Nacional, pero sí me pareció raro que no tuviera señal telefónica, así que menos me enteraba de lo que estaba pasando en ese momento”, comentó Montes a El Vigilante.

Al llegar a su comunidad, la oscuridad estaba apoderada de cada rincón y cientos de familias se hacían la misma pregunta “¿cuándo llegará la luz?”. Mientras que otras, aún alimentaban la confianza y creían que llegaría dentro de unas pocas horas.

El 8 de marzo inició con incertidumbre y fue allí cuando la noticia llegó al hogar de Javier. Una vecina se acercó y exclamó “¡es un apagón nacional!” lo cual desencadenó una serie de miedos ante la desconexión que los rodeaba.

Vecinos se reunían en sus porches para sobrellevar las desesperantes horas sin electricidad. Foto: Jesús Paz.

Comer fue un lujo durante el Apagón Nacional

Con la alacena vacía debido a que las compras de alimentos se hacían a diario y no acostumbraban a guardar comida, las mañanas de Javier iniciaban con la ida hacia un mercado popular donde compraba kilos de maíz para moler y yuca, para poder hacer arepas para el desayuno y cena.

“Mi madre preparaba unas arepas con la harina de maíz y las rellenaba con ricota y una salsa especial que hacía ella con varias verduras. Recuerdo que para esos días, la harina tradicional se puso cara y el pan, ni se diga. También hacíamos chicha con lo que quedaba del maíz”, manifestó.

Pero, el problema no solo eran los alimentos, sino dónde cocinarlos. En el sector donde vivía Javier, su casa era la única que poseía una conexión de gas, la cual suministraba una pequeña llama a una estufa donde podían resolver las tres comidas diarias.

Una de las cosas que más destacó durante el Apagón Nacional fue la convivencia entre vecinos, y fue así como las personas asistían por tandas a la casa de Javier para cocinar sus almuerzos ya que solo dependían de una cocina eléctrica que, en efecto, no podía usarse ante la ausencia de electricidad.

Lidiar con los teléfonos descargados y el agua caliente

Ante el abrasador Sol y las sofocantes temperaturas del estado Zulia, lo que más desea una persona es beber agua refrescante y fría; sin embargo, esto se volvió un lujo para las familias.

Al acabarse las reservas de agua fría, algunos zulianos optaban por comprar bolsas de hielo o botellas congeladas en sitios que tuvieran planta eléctrica, pero, ante la necesidad, estas aumentaron su precio en 10 y 15 dólares y para muchos, el gasto pegaba en el bolsillo.

“En mi casa acostumbramos a hervir el agua en la madrugada, y para el día siguiente ya amanecía un poco más fresca y no las bebíamos a temperatura ambiente. También me iba a casa de un primo que tenía un pequeño generador de energía y me regalaba una botella de hielo cuando me veía”, comentó Montes, mientras recordaba aquellos días de desespero.

Sin embargo, en medio del caos, los porches y esquinas del vecindario eran los lugares que más se llenaban de vecinos, quienes se reunían para conversar, jugar y entretenerse a la espera de que se acabaran las tinieblas.

En cuanto a los celulares, la solidaridad de sus seres queridos le era de mucha ayuda a Javier, ya que su primo le cargaba el teléfono utilizando un cargador para carros. Mientras que, algunas residencias, que gozaban de planta eléctrica y conexión a Internet, alquilaban sus servicios y así las personas podían cargar los dispositivos, comunicarse y enterarse sobre lo que sucedía en el país.

“Recuerdo que caminaba más de un kilómetro y medio hacia una casa que tenía planta eléctrica y Wi-Fi para conectarme desde mi teléfono y actualizarme sobre las noticias e informar a mi familia y vecinos. Del resto, pasaba todo el día incomunicado”, relató.

Foto: iStock.

El calvario del apagón se intensificó en los hospitales

La esperanza de ingresar a cirugía y despertar con la operación exitosa de un trasplante de riñón, desapareció para Alexis García, de 56 años, un abogado que ingresó al pabellón del Hospital Universitario de Maracaibo el 7 de marzo de 2019, horas antes de ocurrir el apagón que interrumpiría todo.

Los médicos se preparaban, la anestesia ya estaba colocada y el paciente se encontraba abierto para recibir su trasplante de riñón, luego de tres años a la espera de un donante, cuando un apagón energético puso en zozobra todo el procedimiento quirúrgico.

“El órgano trasplantado estaba en el reservorio, donde debe estar en condiciones de humedad y temperatura para poder mantener vivo el tejido y oxigenado. El paciente estaba abierto, se fue la luz, y no se pudo hacer el trasplante, así que se perdió el riñón”, contó la presidenta del Colegio de Médicos del estado Zulia, la Dra. Dianela Parra, a El Vigilante.

La dramática escena provocó que los años de sacrificio de los familiares quedaran en vano y, para García, el efecto psicológico fue grave, tras despertar sin su riñón nuevo y con una esperanza de vida escasa.

En las clínicas privadas, aunque las plantas eléctricas suministraban energía a los consultorios, para los médicos salir de sus casas no era del todo factible debido al caos en la ciudad, los saqueos en distintos locales comerciales y el desespero con olor a peligro en los zulianos.

“Fueron días muy duros, días de atender a los pacientes básicamente porque necesitaban un control post operatorio, cirugías de emergencia que se tuvieron que cumplir porque no sabíamos cuántos días iba a durar el apagón”, expresó el Dr. Gerardo Moreno, traumatólogo y especialista en medicina deportiva en Meds Sports, ubicado en la Clínica Paraíso, en Maracaibo.

Foto: Creada con Inteligencia Artificial.

¿Por qué ocurrió el Apagón Nacional en 2019?

Un día antes del apagón, el 6 de marzo de 2019 un incendio forestal afectó a tres líneas de 765 kV en la Central Eléctrica Simón Bolívar, ubicada en la represa El Guri, lo que desencadenó una falla “incontrolable” que le robó la electricidad a todo el territorio nacional.

El fuego sobrecalentó las líneas de alta tensión y disminuyó la energía en la represa, según comentaron fuentes ligadas a la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) a especialistas venezolanos.

Luego, las turbinas aumentaron su velocidad y generaron una sobrecarga en los sistemas eléctricos que, minutos más tarde, tuvieron que desconectarse para ser controladas, lo que evidencia que la mayor fuente de energía eléctrica en el país depende de El Guri.

Locales cerrados y negocios con temor a ser saqueados era lo único que se avistaba en las zonas comerciales. Foto: Jesús Paz.

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