Pupitres ecológicos: la iniciativa de la Fundación El Zulia Recicla que convierte plástico reciclado en mobiliario escolar

La institución le da una segunda oportunidad a los plásticos para embellecer las aulas sin dañar el medio ambiente

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La Fundación El Zulia Recicla avanza con un proyecto inédito en Maracaibo: convertir desechos plásticos en pupitres escolares mediante un proceso de termofusión. 

La iniciativa, que comenzó a idearse en junio de 2025 y arrancó su fase de fabricación en julio de este mismo año, ya suma 200 pupitres entregados a distintas escuelas de la ciudad, impactando directamente a cientos de estudiantes. 

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Aunque existen experiencias similares en otras regiones, la fundación se posiciona como pionera en este tipo de producción dentro del estado Zulia.

Así nació el proyecto

La propuesta nace de una inquietud académica. Grisel Mercadante, directora de la fundación, explicó que la idea surgió cuando al hijo de Nicolino Bracho, también director de la organización, se le ocurrió desarrollar su tesis de bachillerato sobre la termofusión del plástico y sus posibles aplicaciones. 

A partir de esa exploración, el equipo decidió llevar la teoría a la práctica y ampliar el trabajo que ya venían desarrollando en la creación de piezas de bisutería elaboradas con plástico fundido para venderlas y generar ingresos dentro de la fundación.

¿Cómo se fabrican los pupitres?

El proyecto inicia en las comunidades educativas. El equipo de la fundación contacta a las escuelas y ofrece charlas sobre reciclaje y clasificación de materiales, instruyendo a los estudiantes sobre la importancia de recoger correctamente los plásticos.

Una vez recolectado, el material es trasladado al galpón de la organización, donde comienza el proceso técnico.

Allí, un grupo de trabajadores recibe y lava los plásticos donados, para luego clasificarlos según su tipo y color. Esta separación es indispensable, ya que no todos los plásticos pueden mezclarse al momento de la termofusión. 

Una vez ordenado, el material es enviado a una fábrica que presta el servicio de molido, utilizando maquinaria especializada para triturarlo hasta convertirlo en pequeñas escamas.

El plástico triturado regresa al galpón para su transformación final. El equipo esparce el material en un molde de acero de un metro por un metro, cuidando que la distribución sea uniforme. 

El molde se introduce en una plancha de calor que alcanza los 240 grados, donde permanece aproximadamente una hora para fundir el plástico y formar una lámina compacta. Luego, la lámina se coloca en una prensadora que la mantiene comprimida hasta que se enfría por completo, evitando deformaciones.

Una vez solidificada, la lámina es enviada a un carpintero, quien la corta y monta sobre la estructura metálica del pupitre, listo para ser entregado en las escuelas.

Foto: El Vigilante.

Tras alcanzar los 200 pupitres en pocos meses, la organización proyecta ampliar la producción y sumar a más escuelas foráneas de otros municipios a futuro, consolidando un modelo local de reciclaje con impacto social directo.

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