La fuga de especialistas impacta, especialmente en enfermedades como la tuberculosis, cuyo índice de casos ha descendido tras el repunte entre los años 2016 y 2018, marcados por una crisis económica y una emergencia humanitaria compleja.
Desde el Programa de Salud Respiratoria, bajo las órdenes del Ministerio de Salud, lamentan la falta de especialistas.
“Hemos tenido mucha fuga de capital humano. Si no tenemos un bioanalista que coordine y garantice la calidad del servicio, se puede debilitar la prueba”, asegura la neumonóloga Mercedes España, coordinadora nacional de esta instancia.
En cinco estados no disponen de coordinadores médicos, es decir, de personal que lidere las funciones administrativas para que se mantenga el programa de tuberculosis. Esto no implica que haya especialistas médicos en los centros de salud públicos.
En dos estados como Aragua y Vargas, no hay enfermeras coordinadoras y en 11 estados no disponen de bioanalistas. Por ejemplo, el equipo nacional de tuberculosis debería contar con cinco bioanalistas, pero solo uno está activo.
El presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Figuera, destaca que existe la experticia, el aval científico a todo lo que se está haciendo dentro del programa nacional de tuberculosis.
“Pero vemos las dificultades de aplicar un plan en un país donde un análisis de la Universidad Johns Hopkins establecía la desprofesionalización en consultas especializadas y emergencias”, afirma.
Tres de cada 10 especialistas en tuberculosis estaban disponibles
Según ese estudio, publicado en 2017, en el área de emergencias de cada 10 especialistas solo tres están disponibles. La Federación Médica de Venezuela cifra en más de 40 mil la cantidad de médicos que han emigrado del país en los últimos cuatro años.
“Eso lo estamos viendo en las consultas de tuberculosis, VIH y malaria. Se han jubilado, han emigrado o se han ido al servicio privado porque no tienen una remuneración adecuada ni los recursos”, comenta Figuera.
Tratamientos y pruebas disponibles
La tuberculosis es una enfermedad que suele afectar a los pulmones causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Se transmite de una persona a otra por vía aérea cuando el infectado tose, estornuda o habla. También es asociada con la pobreza, pues las personas con desnutrición prolongada presentan un riesgo tres veces mayor a contraer la infección.
Ocho métodos de diagnóstico se manejan en el país, incluyendo las radiografías y tomografías como apoyo para la detección de nuevos casos. En Venezuela ha disminuido el número de baciloscopias debido al cierre de laboratorios principalmente por falta de recurso humano, según publica TalCual.
De los 492 laboratorios existentes adscritos al Ministerio de Salud que pudieran hacer baciloscopias, solo 205 las realizan. De 657 centros privados solo 135 hacen este tipo de estudio.
En 2021 se hicieron 60.679 baciloscopias. “Esto puede mejorar. De los 492 laboratorios, el hecho de no hacer baciloscopia no depende de los insumos, que los hay, porque tenemos varios años trayendo los kits de diagnóstico para baciloscopias, pero hay muchos factores que influyen. Hemos detectado que el problema radica en el recurso humano”, insiste España.
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