Escrito por: Bryan Granado
Durante años, la universidad fue sinónimo de éxito en Venezuela. Tener un título parecía asegurar estabilidad laboral, aunque actualmente esa promesa se desvanece, debido a una economía precaria y un mercado que valora más la experiencia que el conocimiento.
Antes, la universidad era la única puerta hacia la sabiduría, pero esa exclusividad ya no existe. Hoy, aprender está al alcance de un click con cientos de plataformas digitales disponibles como: YouTube, Google, Coursera o Domestika, y la experiencia autodidacta.
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“Lo que importa no es solo lo que sabes, sino lo que haces con ese conocimiento”. Mariana Gómez, egresada de Comunicación Social en Valencia, cuenta que aunque su universidad nunca abordó temas como diseño web, ella se formó en línea y trabaja como freelancer.
Esta realidad expone que un título o una nota perfecta no garantizan habilidades para el mundo real. Sin embargo, en las aulas muchos estudiantes siguen viviendo de las calificaciones, viendo las notas como una definición de sí mismos, y no como un paso más dentro de un proceso que debería incluir experiencia, relaciones profesionales y formación continua.
De la obsesión por el 20 a la indiferencia del mercado laboral
En la universidad, hay quienes ruegan a los profesores por esa nota perfecta, porque para ellos es un símbolo de éxito.
No está mal buscar la satisfacción personal o el reconocimiento académico, pero el mercado laboral no se rige por números en libretas, sino por experiencia, competencias y habilidades prácticas.
Plataformas como Computrabajo o LinkedIn reflejan exigencias elevadas: experiencia, dominio de software, idiomas, y a menudo ofrecen sueldos bajos que no compensan el esfuerzo.
Ante esto, Daniel Ortega, ingeniero de sistemas, lleva más de un año buscando empleo formal sin éxito, y Adriana Silva, contadora, trabaja sin contrato ni seguro en marketing digital para una empresa en Colombia.
Estos casos evidencian que tener una calificación máxima en una materia no se traduce automáticamente en oportunidades laborales en empresas grandes dentro y fuera de Venezuela.
Universidades atrapadas en el pasado
Docentes universitarios reconocen el desfase. Un profesor de la Universidad del Zulia (LUZ) admite que los planes de estudio son rígidos y obsoletos, incluso varios pénsum permanecen sin actualización desde hace más de una década.
Otro docente de Caracas señala que la responsabilidad no solo es del país o la economía, sino también de las instituciones que no están enseñando lo que el mundo actual necesita.
“El problema se agrava cuando los estudiantes se enfocan en aprobar y sacar buenas notas sin conectar con prácticas profesionales, pasantías o redes de contacto. La universidad no puede seguir siendo un espacio donde solo se eximen materias, sino que debe integrar la formación práctica y la actualización constante”, expresó un profesor que prefirió quedar en el anonimato.


Aprender por necesidad, no por vocación
En Venezuela, estudiar es un lujo. Muchos jóvenes no pueden continuar con maestrías o posgrados, porque la realidad económica y la falta de incentivos lo impiden.
Rafael Bolaño, estudiante de la Universidad Central de Venezuela (UCV) comenta que muchos compañeros prefieren buscar oficios como barbería, reparación de celulares o delivery, que ejercer sus carreras debido a la diferencia monetaria en sus sueldos.

El mundo laboral exige más que buenas calificaciones
Aunque el mercado en la actualidad demanda habilidades blandas, manejo de herramientas digitales, experiencia previa, trabajo colaborativo y, fundamentalmente, una red de contactos activa. Es importante destacar que la excelencia académica es solo un componente.
La verdadera formación nace cuando los estudiantes rechazan quedarse con solo lo aprendido y buscan un camino que abarque más conocimiento: voluntariados, pasantías, experiencias en el campo laboral, prácticas y un aprendizaje continuo que no tiene fin.

El desafío: reinventar la universidad
La universidad sigue siendo un espacio fundamental para generar saberes y fortalecer el pensamiento crítico, pero debe renovarse para responder a las demandas actuales.
De acuerdo con estudiantes universitarios, las casas de estudio deberían abrir espacios para la formación práctica, actualizar los pénsum y fortalecer el vínculo con el sector privado para facilitar los procesos de pasantías y prácticas profesionales.
José Ortega, académico de la Universidad del Zulia, comenta que: “No se trata de eliminar la universidad, sino de reinventarla, para que sea relevante, práctica y accesible”.
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