Se llama Rosa, tiene 16 años y vive en Barranquitas, un caserío ubicado en el municipio Rosario de Perijá del Zulia. Desde hace cuatro meses, luego de convertirse en madre, la joven sobrevive con una herida abierta en el abdomen, por donde evacúa orina y heces.
La vida de Rosa es una agonía diaria. Su bebé murió a las pocas horas de nacer y ella contrajo una septicemia que prácticamente deshizo sus órganos internos. Su familia clama por ayuda, ya que hace semanas agotaron los pocos recursos que tenían y no ven mejoría en la salud de la joven.
Están tan abrumados, preocupados y sedientos de respuestas que ayer pusieron el caso en el Ministerio Público (MP). Esperan que en los próximos días se realice una inspección en el hospital Noriega Trigo para verificar el por qué Rosa llegó a esas condiciones terribles.
¿Qué fue lo que pasó con Rosa?
La madre de Rosa se llama Zoila Paz. Ella cuenta, en exclusiva para El Vigilante, que la joven tenía siete meses de embarazo cuando le comenzaron las contracciones y parió el bebé. “La llevamos a La Villa, allá parió, pero al bebé lo trasladaron al hospital Universitario de Maracaibo”.
Zoila acompañó a su nieto a la ciudad, pero el bebé falleció a las pocas horas. “Cuando volví a La Villa me encontré con que Rosa había convulsionado dos veces”.
A la joven la trasladan al hospital del Seguro Social Noriega Trigo en el municipio san Francisco. “Yo no tenía (dinero) para hacerle exámenes ni un ecograma. Pero por los síntomas los médicos dijeron que era apendicitis”, refiere la madre.
Al día siguiente la llevaron a cirugía y luego de seis horas en pabellón le revelaron a Zoila que su hija estaba “mal”. “A mí me dijeron que se le había reventado el apéndice y tenía septicemia. También que le habían roto la vejiga”.
Al fin Rosa salió de pabellón y la pasaron a piso, pero días después los puntos internos de la herida se soltaron y comenzó a supurar. “La subieron otra vez a pabellón, pero no la pudieron cerrar y la pasaron a UCI con la herida abierta”, relata Zoila.
La paciente estuvo nueve días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con el abdomen abierto. Luego, la llevaron de nuevo a cirugía. “La operaron otra vez, le cerraron un poco y la regresaron a UCI”, cuenta la madre con sus pocos conocimientos del tema.
Lo cierto es que en la cuarta operación le cierran la herida por completo y Zoila pensó que ya lo peor había pasado.
La joven está aún con la herida abierta en el abdomen
Días después, Rosa comenzó a botar excremento por los drenajes de la operación. La suben por quinta vez a pabellón y esta vez le informan a su madre que otra vez se habían reventado las suturas internas y que tenía una fistula.
En la quinta intervención la abrieron de nuevo por completo y la dejaron así. Ya Rosa lleva ocho operaciones y según su madre y otros familiares no ven la mejoría.
Ya tiene mes y media recibiendo lavados en la zona, por donde excreta heces y orina. “Le hicieron una colostomía, pero por ahí bota muy poco, todo le sale por la barriga”, revela la madre con angustia.
“Hace cuatro días está mal, se descompensó. Tiene baja el azúcar, la tensión y el ritmo cardiaco. Ahora se mantiene dormida”.
La familia de Rosa asegura que la joven de 16 años necesita valoración médica especializada. “Ya tratamientos se le han cumplido muchos y en vez de mejorar va empeorando”.
También quieren que el caso de Rosa se conozca y que las autoridades investiguen porque la joven no ha podido recuperarse.
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