El Monumento a La Chinita o Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, ubicado en el casco central de Maracaibo y frente a la Basílica, recibirá la mano de cariño que tenía tanto tiempo esperando.
Así lo anunció el gobernador del Zulia, Manuel Rosales, quien fue el mismo que ordenó su construcción e inauguró las instalaciones en 2004. Ahora se ejecutará la recuperación y reacondicionamiento del área que rinde honor a la devoción por La Chinita.
“La situación de abandono del Monumento a Nuestra Señora de Chiquinquirá amerita el inicio inmediato de los trabajos. Construcción, modernización y reacondicionamiento de todas las áreas del templo a cielo abierto, para que vuelva a brillar con la luz de la esperanza y la fe”, señaló Rosales.
Una honra a la fe religiosa del Zulia
El Monumento a la Chinita se proyectó como un homenaje a la fe mariana ante la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. La construcción inició en 2002, con recursos aportados por la Gobernación del Zulia en ese entonces encabezada por Manuel Rosales.
La plaza está ubicada entre las calles 95 y 96 y las avenidas 8 y 12, en parte de lo que fue El Saladillo y luego el Paseo Ciencias. Se le conoce popularmente como el Paseo de la Chinita, más que con el nombre original que es Plaza y Monumento a la Chinita.
El área posee un largo de mil 200 metros y un ancho de 25 metros que representan 30 mil metros cuadrados. El arquitecto Alí Namazi se encargó del diseño y ejecución de la obra, que se inauguró el 24 de marzo de 2004.
Un proyecto de fe en tres etapas
La plaza se subdivide en tres etapas. Una es la de San Juan de Dios, ubicada frente a la Basílica, con dos extensas fuentes en su centro y una circular entre ambas. La otra comprende el monumento a la Virgen en la calle 10, levantado donde estuvo la casa de María Cárdenas y ocurrió el milagro de la aparición.
Este monumento posee una escultura de la Virgen del Chiquinquirá de ocho metros de alto. Estatua que se posa sobre una base de siete metros, donde la patrona está rodeada de ángeles y querubines.
Frente a la Iglesia Santa Bárbara se encuentra la tercera etapa. La de San Sebastián, patrono de la ciudad. Allí está una escultura del santo en la icónica posición de éxtasis y con el cuerpo atravesado por flechas, que retrata el momento en que muere.
Todo el paseo se dotó de abundante vegetación, bancas, fuentes de agua, baños públicos, brillantes pisos de mármol y un ambiente de paz. Estas características lo convirtieron en un lugar de visita obligada para propios y extraños.
En 2018, la pasada gestión oficialista prometió devolverle un poco del brillo y esplendor que tuvo el parte en sus inicios. Pero esa recuperación no se concretó y la plaza quedó olvidada en medio del “maquillaje” que se aplicó en los alrededores, como un quiste en una muela dentro de una boca pintada.