Con “agüita dulce” Patricia Velásquez sigue regando el proyecto que sembró hace 20 años en la Guajira con Wayuu Taya

“Agua Para Todos” y “Siembra Sustentable” son solo dos ramas del gran árbol que representa la fundación para darles sombra a los niños indígenas.

Redacción El Vigilante

Es única e incomparable la expresión del rostro de los niños wayuu. Tienen una seriedad solemne matizada con destellos de timidez, pero cuando sonríen irradian candor y esperanza. Su mirada siempre dulcísima pasa de los ojos al corazón, al alma. Esa es la imagen que acompaña a todos lados a la modelo y actriz zuliana Patricia Velásquez.

La sonrisa de los niños indígenas sigue siendo una de las motivaciones más importantes de Velásquez. Para ellos inició un proyecto hace 20 años: Wayuu Taya, vocablo guajiro que traduce la poderosa afirmación “yo soy indígena”. Hoy, la energía de esa fundación se renueva con “agüita dulce” que nutre dos de las nuevas ideas que movilizan las ganas de seguir aportándole a prójimo.

Luego de dos décadas, Wayuu Taya ha logrado confrontar más de un obstáculo pero también ha cosechado más de un logro. A la vista está que el temple ancestral wayuu vive y se manifiesta a través de sus intenciones y acciones.

En el último año, la fundación benefició a más de 140 mil personas, a través de sus programas de alimentación y de ayuda humanitaria. Además, cada semana favorecen con alimentos a más de cinco mil personas y en 2021 distribuyeron 3,1 toneladas de medicinas e insumos en 10 estados.

Gente buena como María Leticia Morales, José Luis Molero, Andreina Peña, Leidy Núñez y Yamely Carvajal, son parte del equipo humano que invierte la milla extra todos los días para que Wayuu Taya sea un hecho.

Agua dulce y limpia para todos

Recién, la fundación Wayuu Taya presentó su proyecto “Agua Para Todos”. Una iniciativa que busca proveer de agua dulce de pozo a las comunidades más necesitadas que carecen del líquido.

La dinámica es sencilla pero efectiva. La cisterna de agua se vende por el módico precio de 30 dólares y por cada una que se distribuya se regala una similar a una comunidad necesitada.

En estos momentos solo cuentan con un vehículo, pero según aseguró Patricia “viene en camino dos camiones más y FedEx quiere donarnos un camión eléctrico”.

Patricia resaltó la ayuda que reciben de muchos aliados y patrocinantes de todo el mundo. Pero lo más importante es la labor que realizan los voluntarios en Caracas, Maracaibo y el municipio Mara, para que la ayuda llegue y se distribuya sin contratiempos.

Sembrando presente para cosechar futuro

La mirada de Wayuu Taya está orientada a rescatar la ocupación ancestral de las comunidades indígenas: el cultivo. Para eso la fundación adquirió la granja Mirabello, ubicada en el sector La Popular de Mara, con 32 hectáreas de siembra de uvas y dos pozos de agua dulce, que estiman tener operativa la 100 por ciento en un futuro próximo.

Pero ya las primeras siembras afianzaron raíces. En la granja Apüna (sendero) del sector Camuro de Mara exhiben orgullosos las primeras hectáreas donde brilla en verdor la yuca, el frijol chino y el maíz.

A cargo del cultivo está el ingeniero agrónomo, Osmer Arria. Él asegura que la siembra sustentable es el rumbo para que las sociedades tengan alimentos seguros y de alta calidad.

“Desde la Fundación se le enseña a la gente cómo hacer una rotación de cultivo que colabore con el ambiente para hacerlo sustentable en el tiempo”.

Patricia Velásquez: “Hay que pensar en abundancia”

Aunque desde Los Ángeles, Estados Unidos, Patricia Velásquez se conectó vía digital para suministrar detalles de los avances de Wayuu Taya a la prensa local. A leguas se percibe su emoción al saber que “si se puede salir adelante”, como ella misma lo manifestó.

En su conversación reveló uno de los desafíos más grandes que afrontó la fundación durante el confinamiento por la pandemia. “Lo peor era saber que teníamos la ayuda y no podíamos salir a distribuirla”.

Para la actriz zuliana una de las mayores enseñanzas de estos 20 años de labor es que “debemos pensar en abundancia. El cambio de consciencia está en cómo se ve uno mismo”.

Por lo pronto, Wayuu Taya ve como una realidad, no solo la continuidad de sus proyectos de siembra, agua y cocina comunal, sino la construcción de una escuela vocacional y un pequeño hotel. Un lugar donde puedan hospedarse todos los viajeros que quieran conocer y contribuir con los niños de la Guajira.

HISTORIA ANCESTRAL

En 2002 nació la fundación Wayuu Taya para servir de sostén al Centro nutricional Nawalayúu Antonio María, ubicado en Sinamaica. Para ese entonces, alrededor de 500 niños de los municipios Mara, Páez, Almirante Padilla y de algunos departamentos fronterizos de Colombia, recibían asistencia médica, medicamentos e información nutricional.

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