En un giro inusual de los acontecimientos, un oficial de la Policía de Perú decidió abrazar su “lado más creativo” para atrapar a una delincuente.
Aprovechando el festejo del Día del Amor y la Amistad, este agente se transformó en un oso gigante, un disfraz que no solo ocultaba su identidad, sino que también le otorgaba un aire de ternura y sorpresa.
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La escena se desarrolló en el distrito limeño de San Martín de Porres, Perú, donde la sospechosa, sin percatarse de la situación, se acercó al imponente oso de peluche. Al parecer, su error fue pensar que era un regalo de San Valentín.
El funcionario, con un cartel que decía “Eres mi razón para sonreír” y sosteniendo un globo en forma de corazón, esperó pacientemente.
Cuando la antisocial se aproximó, él la inmovilizó en el suelo, mientras el resto de los policías salían de sus escondites para proceder a la detención.
La mujer, que comerciaba con drogas, cayó en la trampa amorosa del oso gigante. El traje no solo la despistó, sino que también le “robó el corazón”.
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