Profundo es el suspiro de alivio que significó la reciente recolección de basura en Maracaibo. Tanto, que la gran estafa llamada Recimara quedó sepultada bajo las montañas de desechos malolientes que inundaban las calles de la ciudad en la gestión municipal pasada.
Pero, aunque pocos hablan o recuerdan el caso Recimara, ese proyecto pasará a la historia como otra de las estafas de la gestión de Willy Casanova.
Para traer el tema al presente, vale recordar que Recimara fue un proyecto de reciclaje que ideó la administración de Casanova para sacarle provecho a la basura.
Desechos Sólidos de Venezuela (Desovenca) y Deconsur fueron las dos empresas privadas que se unieron para dar vida a la Recicladora de Desechos Maracaibo (Recimara). Esta empresa mixta prometió trabajar de la mano de la Alcaldía de Maracaibo en el compromiso de sanear a la ciudad.
Según las propias palabras de Casanova, la recicladora era una sociedad a partes iguales, 33 por ciento cada una: Alcaldía de Maracaibo, Desovenca y Deconsur. El porcentaje de los ingresos que obtuviera la municipalidad se invertirían en la compra de más vehículos para optimizar el saneamiento de la capital zuliana.
Una inversión de más de dos millones de dólares
Recimara inició operaciones en junio de 2018, pero su inauguración formal fue el martes 28 de agosto de ese año. La presentación oficial fue con “bombos y platillos”, como era costumbre de la Alcaldía oficialista.
El monto de la inversión inicial fue de más de dos millones de dólares. Supuestamente, con ese dinero se ejecutó el saneamiento y la adecuación del terreno y la construcción del espacio donde funcionaría la recicladora, tal como lo expresó el alcalde Willy Casanova, durante la inauguración y lo reseñó la prensa local.
Lo que quedó de la zona de transferencia de Recimara está ubicada en la avenida Los Haticos, parroquia Cristo de Aranza. Para esa fecha, Elio Sánchez, directivo de Desovenca le aseguró a Tu Reporte que se realizó la limpieza del terreno y la construcción de las áreas de oficinas, hidratación, baños con ducha y casilleros, y el comedor.
“Los jugueticos de la piñata para ellos solos”
Como complemento, ese mismo año Casanova firmó el decreto 0029. Ese reglamento prohibió la recolección, traslado, almacenamiento, clasificación y posterior transformación de los residuos sólidos por entes externos al órgano municipal.
También buscó “regular el proceso de recolección de la basura de forma semanal por bloques. Desechos que posteriormente serían trasladados a los centros de acopio existentes en el municipio”. Promesa que nunca se materializó.
Un negocio “sucio” y redondo
La recolección inicial de desechos sólidos la realizaría la Alcaldía de Maracaibo, como parte de sus funciones. El personal y los vehículos empleados para este fin, serían contratados por la municipalidad.
Según se estimó el 28 de agosto de 2018, cada día entraban a Recimara un máximo de 500 toneladas de basura, de las mil 300 que se producían a diario en Maracaibo. Unos 10 camiones volteos y 30 compactadoras transportarían los desechos hasta el punto de recepción.
El material para reciclaje se separaba, pesaban y compactaban en Recimara. Luego sería trasladado hacia Los Bucares donde funcionaría una Línea de Reciclado de Envases PET encargada de triturar, lavar, secar y envasar el resultado final del proceso de reciclaje: unas hojuelas de material PET que venderían a las empresas fabricantes de botellas de plástico.
La máquina que se encargaría de ese proceso se compró en China y debería llegar a la ciudad a mediados de septiembre de 2018, según declaró a la prensa local Lil Romero, gerente general de Recimara.
La Línea debería estar operativa a finales de septiembre o principios de octubre. Esa planta tendría capacidad para procesar hasta 16 toneladas de botellas por día. Pero de la suerte de esa máquina y esa inversión nadie habló más.
¿Qué pasó con Recimara?
Un incendio arrasó con las instalaciones de la empresa de reciclaje Recimara la noche del 16 de marzo de 2021, tal como lo reseñó La Verdad. Según fuentes de ese medio, el incendio comenzó a eso de las 6.00 de la tarde.
Los cuerpos de seguridad recibieron un alerta sobre la supuesta presencia de extraños dentro de las instalaciones para perpetrar un robo. Pero, al llegar al lugar, los efectivos pudieron constatar que se desarrollaba un incipiente incendio que durante la noche tomó magnitudes gigantescas.
Al llegar la noche, los vecinos del sector alarmados inundaron las redes sociales con imágenes de las llamas que pudieron apreciarse desde kilómetros de distancia. No hubo pronunciamiento oficial al respecto.
Otros dos siniestro se reportaron los días 21 y 26 de marzo. Según informaron los cuerpos de seguridad hubo dos detenido, pero jamás se conoció su nombre, el motivo o las causas que generaron el incendio.
Así, sin más explicaciones, dos años después de su puesta en funcionamiento, Recimara fue borrada de la faz de la tierra. Sin explicaciones, sin preguntas ni respuestas, y sin cuentas que avalen que pasó con la inversión millonaria y la maquinaria que se adquirió.
“No conseguimos nada”
Ahora, en las mismas instalaciones de Recimara funcionan los patios de operaciones del Instituto Municipal de Aseo Urbano (Imau). Este organismo, rescatado por el alcalde Rafael Ramírez, ha tenido la titánica tarea de sanear en cuatro meses lo que Casanova no logró en cuatro años.
Al respecto, Oscar Zerpa, presidente del Imau, reveló que en las instalaciones de Recimara no encontraron nada. De las costosas maquinarias no quedó ni huella. “Ese dinero lo invirtieron en quizás otro proyecto, porque aquí no había nada”, declaró a El Vigilante.
Además, Rafael Ramírez comentó que Recimara fue un “negocio de cuatro vivos de ellos mismos que se fueron y dejaron todo a medio hacer”.